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Date added: 18.2.2015
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En febrero de 2001 se anunció que el genoma humano no contiene cien mil genes, como se creía en un principio, sino sólo treinta mil. Esta sorprendente revisión Ilevó a los científicos a pensar que no existen suficientes genes humanos para todos losMoreEn febrero de 2001 se anunció que el genoma humano no contiene cien mil genes, como se creía en un principio, sino sólo treinta mil. Esta sorprendente revisión Ilevó a los científicos a pensar que no existen suficientes genes humanos para todos los tipos diferentes de comportamiento, por lo que nuestro carácter debe de formarse a partir del entorno o del ambiente, no de la genética. Sin embargo, Matt Ridley sostiene que el ambiente también depende de los genes y que los genes necesitan de él, ya que éstos absorben experiencias fórmativas, reaccionan a factores sociales e incluso hacen funcionar la memória.Cincuenta años después del descubrimiento del ADN, este libro es la crónica de una revolución en nuestros conocimientos sobre los genes. Ridley reescribe los cien añós de enfrentamientos entre los partidarios de la naturaleza o la herencia y los defensores del entorn,o para explicar cómo una criatura tan paradójica como el ser humano puede tener una voluntad libre y a la vez estar influido por el instinto y la cultura.Tras el éxito que alcanzó con su libro Genoma, Matt Ridley ha escrito un libro brillante y profundo sobre las raíces del comportamiento humano. Un apasionante relato de cómo los genes crean cerebros para adquirir experiencia.DATOS DEL AUTOR:Matt Ridley, doctor por la Universidad de Oxford, ha colaborado en publicaciones como The Economist o The Sunday Telegraph. También es autor, entre otros, del best seller Genoma (Taurus, 2000). Actualmente Ridley preside el International Centre for Life dedicado a la difusión de la ciencia y es profesor visitante en el prestigioso laboratorio Cold Spring Harbor de Nueva York.------------------------¿Somos el resultado del ambiente en el que nos desarrollamos? ¿O somos el resutlado de lo que viene escrito en nuestros genes? En los últimos cien años estas preguntas han dado lugar a un interesantísimo debate que ha saltado fuera del ámbito de la ciencia y se ha incorporado a la vida cotidiana. Leyendo este ameno libro, entenderemos muchos de los conceptos que se manejan actualmente sobre este tema, a la vez que nos divertiremos con las discusiones y controversias que se han generado, y, si aún no lo éramos, nos convertiremos en verdaderos aficionados a la ciencia.------------------------Cincuenta años después del descubrimiento del ADN, este libro es la crónica de una revolución en nuestros conocimientos sobre los genes. Ridley reescribe los cien años de enfrentamientos entre los partidarios de la naturaleza o la herencia y los defensores del entorno para explicar cómo una criatura tan paradójica como el ser humano puede tener una voluntad libre y a la vez estar influido por el instinto y la cultura.?------------------------Realmente, la naturaleza humana es una mezcla de los principios generales de Darwin, la herencia de Galton, los instintos de James, los genes de De Vries, los reflejos de Pavlov, las asociaciones de Watson, la historia de Kraepelin, la experiencia formativa de Freud, la cultura de Boas, la división del trabajo de Durkheim, el desarrollo de Piaget y la creación de lazos afectivos de Lorenz. Todas estas cosas se pueden encontrar en la mente humana. Ninguna descripción de la naturaleza humana sería completa sin todas ellas.No voy a afirmar que éstos fueran necesariamente los máximos estudiosos de la naturaleza humana, o que todos fueran igualmente brillantes. Existen muchos, tanto muertos como aún por nacer, que merecerían figurar en la fotografía. David Hume, Emmanuel Kant, George Williams, William Hamilton y Noam Chomsky. También Jane Goodall, que descubrió la individualidad en los simios. Y tal vez también algunos de los novelistas y dramaturgos más perceptivos. (NdA: Esopo, La comedia del arte, Shakespeare, George Orwell, Philip K. Dick)Voy a afirmar algo bastante sorprendente acerca de estos hombres. Tenían razón. No siempre, ni siquiera completamente, y no me refiero a que tuvieran razón desde el punto de vista moral. Casi todos se excedieron al proclamar sus propias ideas y criticarse unos a otros. Uno o dos de ellos alumbran, deliberada o fortuitamente, perversiones grotescas de política «científica» que perturbarán su reputación para siempre. Pero tenían razón en el sentido de que todos ellos aportaron una idea original con un germen de verdad en ella- cada uno colocó un ladrillo en el muro.Pero —y aquí es donde empiezo a pisar terreno nuevo— es totalmente engañoso situar estos fenómenos en un espectro que abarque desde la naturaleza al entorno, desde lo genético a lo ambiental. En cambio, para comprender todos y cada uno de ellos, es necesario entender los genes. Los genes son los que permiten que la mente aprenda, recuerde, imite, cree lazos afectivos, absorba cultura y exprese instintos. Los genes no son maestros de títeres ni planes de acción. Ni tampoco son solamente los portadores de la herencia. Su actividad dura toda la vida- se activan y desactivan mutuamente- responden al ambiente. Puede que dirijan la construcción del cuerpo y el cerebro en el útero, pero luego se ponen a desmantelar y reconstruir lo que han hecho casi inmediatamente —en respuesta a la experiencia—. Son causa y consecuencia de nuestras acciones. En cierto modo los partidarios del «entorno» se han asustado absurdamente a la vista del poder y la inevitabilidad de los genes y se les ha escapado la mayor lección de todas: los genes están de su parte.”Extractos del Prólogo del libro Qué nos hace humanos by Matt Ridley